El ocaso del Sol Azteca

Escrito por el Ago 4, 2018

Por Staff

Ciudad de México.- Una empleada de intendencia de la sede del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ubicada en la calle Benjamín Franklin 84 en la colonia Escandón de la Ciudad de México, entra al café de enseguida y pide un sándwich de pollo para llevar. Lleva un chaleco café claro con las siglas perredistas y una camiseta amarilla.

–Señora, ¿trabaja usted aquí en la sede nacional?–se le pregunta.

–Sí, soy personal de intendencia–contesta.

–¿Es de base?

–Sí.

–¿Qué hay de cierto que están despidiendo gente por la crisis económica?

–Aquí no se ha sabido, pero todos estamos preocupados. Sabemos que la situación no está bien y que en la sede estatal sí despidieron ya a algunos trabajadores.

–Pero, ¿por qué están preocupados? ¿Les han dicho algo sus jefes?

–No, pero se han estado reuniendo de todas las corrientes y…se les ve preocupados.

Manuel Cifuentes Vargas, secretario de Administración y Finanzas del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD, confirma a SinEmbargo que están preocupados porque el partido vive tiempos “difíciles”, que sí se está despidiendo personal en su representación de la Ciudad de México y que se contempla un despido de hasta a mitad del personal que labora en la sede nacional.

“En el programa de austeridad que estamos preparando, entre otros rubros va contemplado presidir de los servicios de algunos empleados. En el ámbito local del partido, tengo noticia de que el único lo ha hecho es la Ciudad de México dada su drástica caída [en las elecciones de este año]”, dice.

Cifuentes Vargas despacha en el segundo piso del edificio más importante del que fuera el partido más importante de izquierda hasta hace un lustro. Entre empleados de base, base-confianza, puestos políticos y miembros del CEN, son unos 510 plazas, de las cuales, estima, se recortaría entre el 20 y el 50 por ciento dependiendo del acuerdo al que se llegue en el Comité.

La necesidad, dice, es mucha debido a que el partido arrastra una multa de 125 millones de pesos este año, el Instituto Nacional Electoral (INE) les dará a partir de este mes y hasta diciembre sólo el 50 por ciento de sus prerrogativas, de los 42 millones de pesos mensuales que percibían les llegarán 20.5 millones.

“Estamos trabajando, diseñando y confeccionando el traje a la nueva medida del financiamiento público. Estamos tratando de acomodar el partido. Entre los rubros que estamos considerando están la posibilidad de prescindir de los servicios de algún personal por el descuento de la sanción, no por el proceso electoral”, dice.

La multa que el PRD paga este año corresponde aún al proceso electoral 2012 y el ejercicio fiscal 2013. El año pasado el partido pagó 90 millones de pesos al INE y debe cuatro millones de la precampaña del proceso electoral 2018 y estima serán unos 22 millones de pesos los que tendrá que pagar por las sanciones a la coalición “Por México al Frente” de la campaña electoral de este año.

Cifuentes aclara que el Sol Azteca no tiene deuda con proveedores, cuenta con finanzas sanas y para seguir así deberá ajustarse a su “nueva realidad” desde ya.

La disminución de las prerrogativas a un 50 por ciento a partir de este mes es sólo el inicio: para 2019 habrá que ajustarse el cinturón, pues la fuerza política verá una severa caída en su financiamiento público por los resultados electorales de los comicios del 1 de julio.

La caída para 2019 será de 480 millones de pesos a unos 360, explica, sin contar con la posibilidad de que prospere la iniciativa del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de reducir en 50 por ciento el financiamiento público para los partidos políticos en el presupuesto del próximo año. Si eso sucede, precisa Cifuentes Vargas, habrá que hacer “un nuevo traje a la medida” para un escenario más catastrófico al que ya enfrentan.

Pero a partir de este mes, el PRD se ajustará el cinturón y cancelará o disminuirá vuelos de avión, transporte terrestre, viáticos, reembolsos, el fondo fijo para las secretarías, gastos en telefonía celular, Internet y hasta las galletas y el café.

El plan de austeridad, dice el encargado de finanzas, podría incluir incluso la venta de algunos inmuebles y terrenos con los que cuenta el partido y el cambio de la sede nacional. Ese escenario se plantearán en el CEN este mes, y a finales del mismo se sabrá si avanza.

“Pudiese ser que el partido regresara a su sede original en la calle de Monterrey 50, pero significaría hacer alguna remodelación. Otro escenario es quedarnos aquí y que pudiéramos vender algunos inmuebles que tenemos y con la suma de esas cantidades hacer la adquisición de este inmueble para darle más unidad a todas las áreas del partido […], son seis inmuebles y un terreno. Otro escenario es vender el de Monterrey y concentrarnos en un inmueble, que pudiera ser este u otro, no necesariamente este”, explica.

El PRD tiene la Mesa del Consejo Directivo y las comisiones de Ética, Afiliación y Auditoría en la calle Monterrey 50 de la colonia Roma Norte. En un inmueble ubicado en la calle Durango, la Comisión Electoral; en otro de la calle Bajío, la Comisión Jurisdiccional; y en la calle Odontología, el Instituto de Formación Política.

Cifuentes Vargas agrega que a la par de la crisis que atraviesa el partido a nivel nacional, los comités locales enfrentarán momentos difíciles, empezando por la Ciudad de México–que recibía 70 millones de pesos por financiamiento y el Estado de México que percibía 75 –y que para el próximo año verán un recorte sustancioso en sus prerrogativas por los resultados electorales que obtuvieron en los comicios de este año.

En las 10 entidades en donde el partido perdió el registro, si los comités quieren sobrevivir tendrán que hacer “rifas y conciertos” para contar con un “ingreso modesto”, pero insuficiente.

“Lo fuerte es el financiamiento público y de alguna manera dependerán del apoyo del financiamiento del CEN nacional”, explica Cifuentes.

–Si se les reduce el 50 por ciento el financiamiento a los partidos para el próximo año, ¿qué va a pasar con el PRD?–se le pregunta.

Manuel Cifuentes junta las manos y las coloca sobre el escritorio, mientras se yergue sobre su silla. Hay un silencio.

–Si ahorita estamos ajustando el partido a lo que estamos recibiendo, 21 millones de pesos en números redondos, al tener ese escenario posible de que disminuyan al 50 por ciento las prerrogativas, habría que hacer otro ajuste más, otro traje más.

En las elecciones del 1 de julio, el PRD recibió una paliza. Aliado con el Partido Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC) perdió su principal bastión que gobernaba desde 1997: la Ciudad de México.

Morena, el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador, virtual Presidente electo de la República, le arrebató no sólo la ciudad, sino que envió al partido a la tercera fuerza política en el nuevo Congreso local y le ganó 11 de las 16 delegaciones, ahora alcaldías.

El resultado nacional fue similar, pues cayó a 2.8 por ciento con la pérdida de registro en 10 entidades.

A nivel nacional obtuvo 1 millón 300 mil votos (2.8 por ciento), resultado casi similar al de los votos nulos emitidos en el pasado proceso electoral (2.73 por ciento). Salvó su registro gracias a que sus candidatos a diputados y senadores obtuvieron 5.35 y 5.36 por ciento respectivamente.

“Morena no es nada sin [Andrés Manuel] López Obrador […], pero así lo decidió la gente”, dijo Jesús Zambrano Grijalva, Diputado federal del PRD y uno de los dos líderes de la corriente Nueva Izquierda (NI) o “Los Chuchos” a MVS, el pasado 3 de julio.

En esa entrevista, Zambrano Girjalva reconoció la derrota del Sol Azteca y que los resultados implicaban “un proceso de revisión profunda”.

Alejandro Sánchez Camacho, Secretario de Acción Política Estratégica del PRD, dice a SinEmbargo que el partido está pasando por una situación económica difícil por dos factores: las multas del INE y el posible recorte, aunado a los resultados en los comicios que marcarán una reducción significativa de prerrogativas.

El partido, confirma, se prepara para echar andar un “plan de austeridad” en el que ya trabaja la Secretaría de Finanzas a cargo de Manuel Cifuentes.

“El INE nos aplica una sanción que se tiene que pagar de aquí a diciembre, se va a tener que negociar con el INE un pago por mensualidad. Será la Secretaría de Finanzas la que haga un plan de austeridad. El otro punto es lo que tiene que ver con las prerrogativas para el próximo año. La idea de Morena, que es saludable, la reducción de presupuesto a partidos políticos y el otro tema es hacer los cálculos de acuerdo a esa reducción del presupuesto según nuestro porcentaje de votación”, dice.

Sánchez Camacho añade que en la Ciudad de México al “parecer” sí hubo ya despidos de trabajadores, pero en la sede nacional no.

Vladimir Aguilar García, secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) perredista, va más allá: afirma que las finanzas del partido no son transparentes desde la administración de Alejandra Barrales Magdaleno a la fecha.

“Las finanzas del partido a nivel nacional y a nivel local son opacas, no han socializado la información, no se han aprobado los presupuestos. Entendemos que hay una crisis de recursos, pero no tengo información sobre despidos en ninguna de las dos sedes. Pero lo que es cierto es que no se han transparentado las finanzas del partido, que seguimos pagando multas por errores administrativos desde hace tiempo, es lo único que sabemos”, dice.

Aguilar García asegura que los recursos del PRD son “una caja negra que nunca han querido abrir”.

El secretario de Operación Política explica que no hay recursos para realizar actividades y programas propuestos para el partido.

“La principal crisis es la falta de información sobre las finanzas del partido”, dice.

–¿El Secretario de Finanzas no les da información sobre lo que se está haciendo con el dinero?– se le pregunta.

–No, nunca se ha discutido el presupuesto del partido, ni se ha informado del destino de los recursos del PRD, información que debe ser transparente y pública. El estatuto marca que debe revisarse en el CEN y aprobarse en el Consejo Nacional [el presupuesto] y eso nunca ha sucedido desde la administración de Barrales y esta [a cargo de Manuel Granados Covarrubias]

Mientras, aunque el anuncio de la crisis no se ha hecho oficial a todos los que trabajan en el inmueble de Benjamín Franklin 84, se percibe en el ambiente.

Sobre la fachada del edificio de ocho pisos se despliega el sol amarillo del logotipo perredista de varios metros de largo y de ancho. Está ahí, inmóvil, atestiguando lo que ha venido sucediendo desde el 1 de julio, cuando el partido perdió casi todo en la elección federal y logró apenas salvar el registro.

La banqueta luce solitaria y desde la calle se pueden apreciar dos sillas blancas solas en el recibidor que está a un lado de los elevadores. Es media mañana y el movimiento en las oficinas de la sede del que fue la tercera fuerza política a nivel nacional, y la primera en la Ciudad de México, es escaso.

Una mujer fuma un cigarro, un jovencito limpia los vidrios del edificio y en el café de enseguida los clientes caen a cuenta gotas.

–¿Cómo ha visto el movimiento aquí en el PRD?­–se le pregunta a la joven que atiende.

–Pues, normal, aunque viene poca gente.

–Aquí vienen muchos perredistas, ¿no?, ¿sabes algo de que estén despidiendo gente?

–No he sabido. Además soy nueva, no tengo mucho.

Un hombre de traje y corbata ingresa entonces al lugar y toma una de las mesas. La joven empleada del café guarda silencio.

El cliente pide unos chilaquiles y se dispone a leer el periódico.

La mujer de intendencia ha salido ya y se dirige al edificio del PRD. Lleva en una bolsa de cartón su sandwich de pollo que acaba de comprar.

–¿Cuántos empleados de base son?–se le pregunta.

–Somos como 200–dice.

–¿Usted cuántos años tiene trabajando aquí?

–Yo, seis años. Pero hay gente que tiene 18 años.

A unos pasos, en la esquina de Ciencias y Benjamín Franklin, un hombre espera por clientes en su puesto de periódicos. Está sentado sobre la banqueta junto a sus dos perros french poodle color café.

El dependiente del puesto dice que las ventas no van muy bien. La mayor parte de su clientela son perredistas y desde las elecciones del pasado 1 de julio el lugar está desierto.

“El otro día vino una clienta que trabaja ahí y se despidió. Me dijo: ‘Ya no voy a estar aquí, ya me voy’. Yo le pregunté qué a dónde se iba, que por qué se iba y me contestó: ‘Me voy a Morena, allá hay trabajo, aquí la cosa está muy mal’. Sé que se han ido varios, los que no son de base y pues, se van a Morena, ¿a dónde más se van a ir? No les queda de otra”, dice.

–Y, ¿qué hará usted?, ¿también se va a ir por falta de clientes?

–No, aunque quisiera yo no me puedo ir. Aquí me tengo que quedar. El puesto es fijo, no lo puedo cambiar.

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