Messi, un rey sin corona
Escrito por Radio Turquesa el Jul 14, 2014
Lionel Messi no tiene lágrimas, pero tampoco consuelo. Ni siquiera el Balón de Oro adidas, reconocimiento que se otorga al mejor jugador del torneo, puede cambiar en lo más mínimo el gesto adusto en la cara del capitán argentino, tras perder con Alemania 1-0 en la prórroga la final de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014.
Pero Messi, por supuesto, acepta el saludo de rivales como Bastian Schweinsteiger, quien le da un afectuoso abrazo, y sube a recoger el trofeo. En la tarima saluda a Manuel Neuer, posa para la foto de rigor y regresa con sus compañeros para atravesar ese pasillo que forman los jugadores alemanes camino a recoger la medalla del subcampeón.
Su procesión va por dentro, igual que su bronca. Aún así, luego de casi una hora en el vestuario, acepta en detenerse en el pleno corazón del estadio Maracaná, rumbo a la zona mixta donde atenderá a la prensa, para aceptar una foto junto a Mario Goetze, el verdugo de su selección. Y luego habla.
«En estos momentos no me importa nada. Ni el premio ni cualquier otra cosa«, dice Messi. «Lo único que queríamos era llevarnos la Copa y disfrutar en Argentina con toda la gente. Merecíamos un poco más después del partido que hicimos. Es muy doloroso perder así«, agrega el 10 albiceleste, con entendible ansiedad por dejar atrás entrevistas.
«Fallamos los de arriba»
Aún así, amplia su análisis futbolístico. «Si bien ellos tuvieron el control de la pelota, las situaciones más claras fueron nuestras, pero fallamos los de arriba. Tuvimos tres, la mía, la del Pipa (Higuaín) y la de Rodrigo (Palacio), pero no pudimos definirlas«, dice Messi, quien luego de anotar cuatro goles en los primeros tres partidos, cayó en dique seco durante la fase de eliminación directa.
Allí mismo, en caliente, no es el momento de analizar esa sequía goleadora. De hecho, ante Suiza le dio la asistencia a Ángel Di María para el gol de la victoria, y frente a Bélgica supo aportar la tenencia de balón necesaria para hacer descansar a sus compañeros, como elogió el mismo Alejandro Sabella. Ante Países Bajos, por otro lado, convirtió su remate en la tanda de penales, lo que no es poco considerando la presión que vive sobre él.
En la final, con su velocidad y habilidad complicó a la defensa alemana durante el primer tiempo, sobre todo por la derecha del ataque, como en aquel desborde hasta el fondo que terminó despejando Jérôme Boateng. Mantuvo ese impulso en el comienzo del segundo tiempo, donde incluso firmó su clásico slalom de derecha a izquierda, aunque su remate se fue desviado. Y nunca, pese al cansacio, bajó los brazos.
En plena decepción, Messi apunta a lo general. «Hace tiempo que Argentina no pasaba de los cuartos de final, llegamos a la final y no es poco. Nos llevamos la decepción de no poder ganar la Copa por cómo se dio la final. Esto genera mucha bronca, pero es momento de mirar para adelante«, concluye. Y se despide con su desconsuelo a cuestas.